Mi padre tenía un violín. Poco antes de alcanzar los tres años, descubrí que golpeándolo contra el soporte de una maciza cama metálica iba a poder abrirlo. Buscaba encontrar allí el secreto de su música. Mi padre me pegó por ello. No sé si demasiado fuerte. Pero la experiencia fue traumática. Así que cuando mi madre preguntó, con tono autoritario: "¿Qué quieres estudiar... violín o piano?", luego de reflexionar unos segundos opté, resignadamente, por decir: "Piano". Yo había pasado los cuatro años ya, pero la palabra "violín" me traía de inmediato reflejos incómodos.
Conocí un piano recién al entrar por primera vez al Conservatorio Rossini-De Paula. Mi profesora no era demasiado paciente. Luisa Santini de Vélez, se llamaba. A regañadientes, me había aceptado: la edad límite hacia abajo estaba fijada en seis años. Y como dije yo apenas superaba los cuatro...
"No, no, no", dijo la señora, sin tomar para nada en cuenta mi presencia. "Yo no quiero renegar con chicos de menos de seis años".
Mi madre no era una persona cuyos propósitos pudieran doblegarse fácilmente. Con insistencia y esa suficiencia de "mujer de alta sociedad" que tenía, impuso finalmente mi inscripción. Debido a lo cual, desde mi primera clase debí componerme como pude, con una anciana algo predispuesta en mi contra. Y que no iba a tolerar muchos errores.
"¡Las muñecas arriba! ¡Las muñecas arriba!", me espetaba, "¿no ves que así endureces los dedos?"
Y cuando me equivocaba en una nota, me pegaba en la mano con una lapicera de metal, muy pesada, que tenía. "Do", me decía "Do, no si, do."
Tenía una hija, relativamente joven (¿unos 22 años, en 1954?... tal vez). Rogaba que me atendiera ella, en lugar de la anciana, pero esto sucedía muy rara vez. Todos los días a la siesta debía ir a practicar. Y presentar la lección dos veces por semana.
El señor Vélez era un sesentón elegante. Como a las cinco de la tarde, brotaba de la espléndida galería con traje y sombrero. Impecable, solía gastar ambos naturales o azulados en el verano, marrones, ocres y grises en invierno. Sombreros según la ocasión. Zapatos relucientes, también de acuerdo con las tonalidades en el resto del vestuario. Un eterno bastón -a veces con manivela en gancho, otras recto (¿tendrá un estoque dentro?, me preguntaba al verlo, influido por tempranas lecturas). Con voz seca nos saludaba, echándonos una mirada de cierta repugnancia, a los chicos y chicas que esperábamos, en los sillones de una salita interna.
Más luego descubrí para qué se acicalaba tan meticulosamente aquel hombre, todas las tardes. Iba a la plaza. Cierta tarde -como uno o dos años después, cuando me atrevía ya a desviarme un poco del camino prefijado-, en vez de ir hacia la esquina de Independencia y Avellaneda donde debía esperar el colectivo, doblé hacia el norte, por la plaza, como yendo hacia la Catedral. Me sorprendí al encontrarme con el señor Vélez allí, impecable, erecto, solo y con expresión aburrida, en uno de esos anchos bancos de madera pintados de verde oscuro, que había. No me atreví a saludarlo. El tampoco me saludó, pese a que no se divisaban otras personas en más de veinte metros a la redonda. Años más tarde, incluso cuando ya ni siquiera iba al conservatorio y me había convertido en un adolescente presuntuoso y algo fatuo, una que otra vez me daba con el ya septuagenario Vélez en aquel mismo banco. Entonces era yo quien lo miraba levantando la nariz. A veces, él departía con otros ancianos. Todos emperifollados y ceremoniosos, a su semejanza. La última vez que lo vi fue cuando yo tenía como 19 años y tocaba la guitarra eléctrica, en un grupo de jazz, con cierto pianista bonaerense afincado aquí. Incluso me acerqué, para saludar a don Carlitos Lugones, a quien guardaba algún afecto. Según me habían dicho, don Carlitos era hermano de Leopoldo Lugones. Por razones que nunca conocí, habitaba entonces en una modesta pensión del centro. Yo lo trataba desde hacía poco, debido a mi relación con el bonaerense, que también alquilaba allí. Muy anciano, apenas caminaba, por lo cual debía ayudarlo a cruzar las calles, algunas veces, cuando me lo encontraba.
Volvamos al Conservatorio Rossini. Estaba en la esquina de calles Sarmiento y Entre Ríos. Creo que el rigor era un ingrediente sustentado en el éxito que se obtenía, al final. Había dos pianistas -Rodríguez y Rosales, los recuerdo-, como de 18 años, que nos dejaban pasmados con sus interpretaciones. Nosotros -los más chicos-, escuchábamos de fuera, por cierto. Pero lo que oíamos nos asombraba e intimidaba: parecía imposible que dedos humanos estuviesen gestando aquella música, sin una falla, sin una vacilación... las más ligeras polonesas de Chopin, las sonatas más difíciles de Beethoven, las pitagóricas fugas de Bach... "¡Mucho mejor que un disco!", se decía. (Concedamos que los discos, en aquellos tiempos, se escuchaban con ruidos y los parlantes no siempre tenían bastante fidelidad). La anciana estaba orgullosa de ellos.
Cuando se fueron, yo tenía ya edad suficiente -unos once años- como para que doña Luisa me hiciera una que otra confidencia. Una tarde en que la pillé melancólica, me mostró la carta que acababa de recibir de Rodríguez (joven atildado y un tanto zalamero, por quien ella tuviese especial predilección). "¡Está triunfando en Nueva York!", me dijo. "¡Y es como si fuera mi hijo!..."
Otra de las confidencias que la anciana me hizo -y esta vez hasta lagrimeó-, fue la desgracia de su sobrino, Alfredo Alaria. "¡En lo mejor de su carrera!", gimió la anciana. "Se le cortó el tendón de Aquiles! ¡A la altura del tobillo! ¿Te imaginas lo que eso significa, para un gran bailarín?" Yo era muy empático: sentí un dolor agudo en el mismo lugar cuando gráficamente la profesora me contó "dicen que fue como un disparo de pistola, cuando se le cortó el tendón -arriba del escenario, durante un ensayo-". Para mi perplejidad bajó una revista El Hogar, que estaba sobre un estante, y abriéndola, me mostró una gran foto: "...mirá... mirá... ¡que expresión desolada!... ¡Ay... pobre mi sobrino! ¡jamás volverá a bailar!"
Luego, me sorprendía siempre de hallar, cada tanto, información sobre Alaria, quien había sido un famosísimo bailarín, coreógrafo, actor de numerosos filmes y recorriera el mundo, triunfando en París con su profesión. Tal como me dijese mi profesora. Recién ahora, al buscar datos sobre el artista, percibo que su segundo apellido era De Paula. Y como nuestro conservatorio se llamaba Rossini-De Paula, infiero que por aquella rama se introducía el parentesco de doña Luisa.
Finalmente, dejé el conservatorio antes de llegar al grado de Profesor Elemental. No regresé jamás a sus aulas. Pero en ellas habían pasado tantas horas de mi existencia, durante los seis años transcurridos, que no bastarían doscientas páginas para contar mis vivencias durante aquel periodo. Por ello es que decidí dejarlas -provisoriamente- fuera de esta breve reseña general, de lo que fuese mi experiencia en el hoy desaparecido conservatorio, Rossini-De Paula.
Número musical con Alfredo Alaria
Nota: la fotografía del medio muestra la esquina de Avellaneda e Independencia, en 1937 y fue tomada por el señor Vicente Gigli. Santiago no cambió demasiado hasta finales de la década de 1960. Así que aproximadamente como se ve era la esquina donde yo esperaba el colectivo para volver a casa. Fuente: Archivo de la Municipalidad de la Capital de Santiago del Estero.
Comentarios
Me ha gustado muchisimo esta historia, ademas es realmente interesante, ademas, lo has contado de una manera que lo he podido sentir como si la estuviera viviendo yo! Es magnifica, ya te digo. Por curiosidad, que que fe de ese conservatorio? Donde esta actualmente.
¿El conservatorio? creo que ya no existe...
Que bonita historia, de hecho yo hubiese escogido el piano porque es más hermoso el sonido que emite un piano, aunque el violín también es muy bonito, pero si tenías ese trauma era mejor no revivirlo.
Sí, o también la cítara de bambú de Madagascar, o la cítara de enrejado de la India, hubiera sido interesante incorporarla... O también, ¿por qué no? el sihku... En otro orden, por lo que dices, me doy cuenta de que te ha motivado la foto de Alfredo Alaria...
Regesbundo gracias por ponernos por aqui donde esta ahora mismo el conservatorio, porque creo que mucha gente se ha quedado con la duda de saber donde esta!
linda nota me gusta como la contás
HOLA, YO SOY PROFESORA SUPERIOR DE PIANO DE ESTE CONSERVATORIO Y ESTUDIE MAS AÑOS PUES SOY CONCERTISTA , ESTOY MUY ORGULLOSA DE LOS PROFESORES QUE TUVE , FUERON LOS MISMOS QUE TUVO MI MADRE , LA CUAL ERA IGUALMENTE PROFESORA DE AHI. RESPECTO A ALFREDO ALARIA SIEMPRE LO VI COMO EL GRAN BAILARIN , LO QUE ME GUSTABA A MI COMO PROFESION , PERO LAMANTABLEMENTE MI MADRE NO ME AYUDO , ERAN OTROS TIEMPOS Y PARA UNA MUJER , NO LO VEIAN TAN BIEN, ENTONCES COMO HABIA PIANO EN CASA, SEGUI EL PIANO...................... LA MAMA DE ALFREDO ERA UNA GRAN PERSONA , COMO LA HERMANA TODOS EN GRAL, HASTA LOS PROFE. ERAN ECEPCIONALES , QUISIERA VOLVER HA ESOS AÑOS, ESTABAN EN BME.MITRE 1237 DE CAPITAL FEDERAL , ERA HERMOSO EL CONSERV. Y EL GRAN PIANO DE COLA EN EL CUAL DABAMOS EXAMEN, SIEMPRE SAQUE 10 PUNTOS Y MEDALLA DE............ QUE LINDO , SOLVERIA A ESOS DIAS...............................................
Antonieta, qué lindo su comentario. Muchas gracias.
Julio
Tengo que certificar la autenticidad de un diploma de profesora de folklore tradicional dado por el conservatorio Rossini de Paula, alguien me podria informar si existe, en ese caso su dirección o t.e., y en caso de no existir más ¿donde debería concurrir?, ¿el ministerio de educación tendrá registros?. Agradecería cualquier información
Qué hermoso haber leído esta nota. Esa profesora, tan poco dispuesta a enseñarle a un niño, era mi abuela: Luisa Santini de Vélez. Mi mamá: "Negri" Luisa del Valle Vélez Santini de Rodríguez, su hija mayor.
Qué hermoso recuerdo! He revivido mi infancia y las mañanas despertando ahí y escuchando los pianos.
Mi mamá, su hermana, mi abuela, ya murieron todas y hace mucho tiempo. La Tía Élida, mamá de Alfredo Allaria, hasta hacen 10 años, aproximadamente, estaba muy lúcida, en un geriátrico. Del resto no he vuelto a tener contacto. Sí recuerdo la amistad profunda e inquebrantable entre mi abuela y la Tía Elida. Y las fotos y regalos que traía cuando volvía de sus viajes por Europa, donde brillaba Alfredo.
Mil gracias a los que pasaron por el conservatorio Rossini de Paula. Mi abuela, era la directora de la sucursal del Norte del país. En Santiago del Estero. De esa casa, donde yo escuchaba los pianos o jugaba entre sus alumnos, salieron muchísimas profesionales y sucursales dentro mismo de Santiago del Ester, Tucumán, Salta y Jujuy.
De esas sucursales, a cuyas directoras yo llamaba Tía, en este momento quisiera nombrar a "Rubia" Luccioni (de La Banda) y a Sarita Neme (de Jujuy) y a su marido "Don Carlos", el "Gûemes" de San Salvador.
También a Nete Aragonés recuerdo en este momento, compañera de estudios de Haydée "Toty" Vélez Santini, la hija menor de mi abuela, en Tucumán.
Un viaje al recuerdo, a la ternura, a la infancia. Gracias. Nereida
donde puedo ubicar el conservatorio? un telf?, yo fui alumna de Sarita Neme de Siufi de Jujuy,
Me emocionó mucho esta reseña. Yo tambien pase por el conservatorio entre los años 1981-1991, con sus infinitos cursos y sus mudanzas. Me recibí de Profesora Superior de Piano.
Estudiabamos todo el año en casa de nuestra profesora Hilda, en Ramos Mejia (Pcia. de Buenos Aires), una mujer maravillosa. Era exigente, pero con dulzura y con esa miel lograba sacar lo mejor de nosotros. Me enternecio tanto leer esta nota... mi profesora tambien repetia con suavidad "La muñeca, la muñeca... como una arañita".
Me trasmitio ese mismo oido exigente y que las piezas musicales no solo exigian tecnica, sino que conllevaban sentimientos y pasion.
A fin de año ibamos a rendir al conservatorio y nos tomaba examen Elida con alguna otra profesora mas, o en ocasiones el mismo Alfredo Alaria. El tocaba maravillosamente bien, sin mirar las teclas, intensamente. Nosotros eramos pequeños, pero mi profesora sentia verdadero afecto por doña Elida y Alfredo, y se ocupó de trasmitirnos el honor que significaba estar sentados a su lado oyendolo tocar.
Tambien se nos dijo (y con el tiempo lo pude comprobar) que el Programa de Estudios que manejabamos era de los mejores. Mi profesora jamas se atrevia a llevarnos a rendir si el nivel no era excelente, y resplandecia de satisfaccion cuando alguien se recibia con un "Diez con mencion Honorifica"
Bach, Chopin con sus Polonesas y la Fantasia Impromptu, la Petetica de Beethoven eran piezas predilectas y añoro los tiempos en que un minimo de cuatro horas diarias al piano me permitia alcanzar el cielo de la interpretacion sublime de los grandes maestros.
Hermosos recuerdos!! GRACIAS!!!!
¡Gracias, Paola, por su sensible comentario!
hola mi nombre es luciano navarro de la provimcia de jujuy, yo me recibi en ese instituto como profesor de piano y solfeo en el año 1999, y necesitaria saber con quien me tengo que comunicar o algun telefono,para ver la posibilidad de que me dieran un certificado analitico por las carreras que alli curse, las necesitaria de suma urgencia.
Por favor necesito saber con quién conectarme para solicitar un certificado analítico por haberme recibido de profesora de teoría y solfeo y maestra de piano. Esta documentación la necesito con urgencia. Muchas gracias.
soy luciano nuevamente me urge la documentacion por favor es de suma importancia su respuesta.
Luciano, deberías tratar de contactar, buscando en la guía telefónica, con algunas de las personas que escribieron los comentarios anteriores. Ellos dijeron estar cercanamente relacionados con el Conservatorio. Te deseo suerte.
Hola qiuisiera saber si alguien conoció o tiene alguna idea de una profesora de piano uruguaya de n ombre Salomé AMONDERAIN por los años 1948 al 1950 y algo, le agradecería algún comentario.- GRACIAS
hola yo iva a dar los examenes finales con alfredo alarias era una persona muy dulce llevaba mis trajes de danzas y el me miraba muy dulcemente siempre andaba vestido de negro con una capa negra larga hasta los pies y un gato en sus manos asi rendia con miedo mis examenes pero llevaba mis mejores notas gracias por esos hermosos recuerdo conservatorio rossini de paula y alfredo alarias
Marina, nos da mucha satisfacción que nuestra modesta nota haya suscitado en vos tan buenos recuerdos. Un saludo afectuoso.
Felicitaciones. Muy buen comentario de una época que en mi caso es lejana ( terminé como profesor superior de piano en ese conservatorio a los 15 años en 1960). Recuerdo bastante a la examinadora que venía casi todos los años ( en un pueblo chico del interior bonaerense). Se llamaba Enriqueta. Una vez más felicitaciones. Hermosos recuerdos. pepe
Hola: que hermoso poder tener noticias del conservatorio!!!! me recibí en el, recuerdo que nos venían a evaluar desde Bs As todos los años. Quisiera saber como puedo contactarme con la casa central de este? tiene alguna pagina en internet o teléfono. Espero novedades.
Saludos cordiales
Hola: que hermoso poder tener noticias del conservatorio!!!! me recibí en el, recuerdo que nos venían a evaluar desde Bs As todos los años. Quisiera saber como puedo contactarme con la casa central de este? tiene alguna pagina en internet o teléfono. Espero novedades.
Saludos cordiales
¡Hola, soy Juana Bustos de La Banda, provincia de Santiago del Estero. Me sumo afectuosamente a los gratos recuerdos del conservatorio Rossini de Paula. Al igual que Luciano soy Profesora Superior de Piano y necesito con urgencia el certificado analítico dsel mismo, me recibí en 1988. Agradeceri
Hola, me es grato poder leer historias del Conservatorio Rossini de Paula, yo cursé en S.S. de Jujuy, con la profesora Raquel Nebhen, desde el año 1973 a 1979, me recibi de profesora de teoría y solfeo y elemental de piano. Recuerdo muy bien los examenes con la Sra. Luisa Santini, que venía de Bs.As. a tomarlos, era muy exigente, por eso nos preparábamos mucho y teníamos muchos nervios, porque si nos ponía un 9 era como un aplazo.
Me encantaria saber si el conservatorio continúa y la dirección.
saludos a todos
hola soy veronica alvarez de la provincia de santiago del estero, estudie en el conservatorio musical rossini de paula, me recibí en el año 2001 quiero saber como puedo hacer para contactarme con la casa central. gracias .
La señora Nereida Rodríguez, que hizo un comentario más arriba, dijo ser descendiente directa de los directivos del Conservatorio. Dejó esta dirección web, desde donde es posible comunicarse con ella:
http://www.remax.com.ar/nereida
Hola: quisiera saber (al igual que los otros profes) como hago para obtener el analitico, solo cuento con el diploma. Espero novedades. Saludos
hola yo soy una alumna de venado tuerto
santa fe argentina.me recibi de profesora de piano 14 año en 1994... donde iban las profesora Zulma colman y mary piraino y susi sau.....o san...no entiendo como dice aca....y los directores eran Alfredo ollaria y elida de paula....secretaria hilda de matinez...el problema que tengo q nunca me llegaron los diplomas....q tengo que hacer....gracias
lamentablemente queridos profesores,ese conservatorio fue todo un fraude por que los supuestos titulos no tienen validez oficial,por lo tanto no pueden acceder a ninguna fuente laboral,
Me sumo a la disconformidad y al desconcierto de no saber a dond cajeta está ese conservatorio de mierda porque todo fue una estafa,x lo menos en sgo del Estero no podemos trabajar con ese titulo de mierda xq ni siquiera nos dieron el analitico.
El no contar con validez oficial no convierte al Conservatorio en un fraude. Quienes pasamos por sus nobles salones en los '50, lo recordamos como un lugar donde los niños aprendimos a amar la música y el arte.
Gracias a todos los que pasaron por ahí y lo recuerdan con afecto. Lamento los que no recibieron la documentación que hoy les solicitan para ejercer su labor.
De todos los nombrados hasta ahora, Luisa (mi abuela), Élida, Alfredo, Enriqueta, Hilda, Sarita, están todos fallecidos. Raquel Nehben era más joven que ellos, desconozco si aún vive.
Han pasado muchísimos años. Luego de la muerte de mi mamá, yo perdí contacto con ellos. No sé hasta cuándo funcionó el Conservatorio como tal.
Muchas gracias a los que recuerdan su conexión con el piano y esa relación entre infancia, música y arte.
Muchas gracias!!!
Nereida
Gracias a usted, Nereida. Del conservatorio Rossini De Paula salieron grandes concertistas. Que engalanaron el prestigio de la Argentina en escenarios internacionales. Desde mediados del siglo XX hasta su final, ocurrieron tantas tragedias, conmociones sociales y políticas, debacles económicas, sobre nuestra pobre nación, que resulta edificante para nuestras almas recuperar este verdadero semillero de armonía, elevación espiritual y trascendencia cultural. Aunque por tiempos estos valores no suelen resultar visibles, es apoyadas en estas verdaderas columnas interiores sobre las cuales se edifican luego las resurreciones de los pueblos.
Fui alumna del Sr Alfredo Alaria desde mis 5 años ,fui su primera discipula a su retorno de Europa
año 1970 ,en ese momento el Conservatorio estaba ubicado en Palermo hasta la decada del 90 se mantuvo alli creo ) Fray justo sta maria de oro 2458 ,un hermoso petit Hotel .
Mi recuerdos al leerlos me emociono profundamente 10 largos años pase de mi vida danzando 4 veces por semana en las clases que daba Alfredo ,fue como mi padre ,lo conoci en su intimidad mas profunda le preparaba su cafe frio antes de cada clase ,y el con sus enseñanzas e historia me llevo a un mundo Libre de la danza ,recuerdo que siempre me decia ,vos Maria no puedes recordar las coreografias de ballet ,porque tienes un alma libre !!!
Agradezco profundamente a Elida alfedo y todos los maestros de este conservatorio ...yo tambien tengo el titulo que me entregaron de profesora Superior de danzas clasicas firmado por el mismo alfredo alaria eso es suficiente comprobante y aval para cualquiera !!! elo resto lo demuestro con mi ejemplo !!!
Qué lindo artículo. Poco hay sobre el Conservatorio Rossini De Paula. Que en una época fue muy prestigioso en todo el país. Mi mamá estudió allí, recibiéndose de Profesora Elemental de Piano. Agradezco al autor por estos recuerdos.